Descubre la Barcelona subterránea en el refugio de la Plaça del Diamant
Barcelona es una ciudad viva, dinámica y con una explosión de alegría y ganas de vivir sorprendentes. Pero también tiene un lado oscuro y siendo una de las más importantes de la Península Ibérica, siempre ha sido una de las más codiciadas en tiempos de guerra y conquista. Desde que era la romana Barcino hasta la cercana Guerra Civil, Barcelona ha sufrido ataques y batallas, pero siempre ha resurgido, con más fuerza y ganas de crecer.
Barcelona ha sido escenario de muchas batallas a lo largo de la historia y han dejado su huella en ellaDurante la Guerra Civil no fue ajena a los ataques de las fuerzas aéreas, que estaban ganando terreno en el ámbito bélico y para defenderse de estos nuevos ingenios hubo que echar mano a la imaginación para evitar que las bombas que lanzaban llegaran hasta la población civil.
Y se buscó en el interior de la tierra, excavando refugios que acogían a los barceloneses en su seno, protegiéndolos de las explosiones. Hoy, muchos años después de esto, estos refugios se pueden visitar y comprobar en qué condiciones se vivía en estos refugios, que acogían a cientos de personas cada vez que llegaban los temidos aviones desde Mallorca.
Refugios bajo la calle
Este refugio se construyó a una profundidad de 13 metros. Tienen una longitud de 250 metros y ofrecía protección a unas 200 personas. Se conoce como Refugio 202 y fue construido por todos los vecinos, que de forma voluntaria se volcaron en crear un lugar seguro para sus familias. No fue el único, ya que en Barcelona llegaron a existir 1.400 refugios, de todos los tamaños y condiciones.
El trabajo de los vecinos propició la construcción del refugio de la Plaça del DiamantAl refugio se accede a través de dos entradas, cada una ubicada a un lado de la plaza, por lo que los vecinos podían acceder de manera fluida hasta los túneles de ladrillo construidos. En estos instalaron pequeños bancos donde se podían sentar los vecinos a esperar a que terminara el bombardeo y estar protegidos del efecto mortal de las bombas.
En esos años, se debía pagar una cantidad en concepto de derecho a refugio de dos pesetas a la semana. Teniendo en cuenta que el sueldo medio a la semana era de cinco pesetas, hay que entender que resultaba bastante caro, pero indispensable para poder acceder al recinto.
Hoy, se realizan visitas guiadas todos los domingos a las once de la mañana. Hay que concertar la cita con antelación y la entrada es de tres euros. Estas visitas guiadas nos muestran otra Barcelona, más oscura, temible pero que resurgió para ser la ciudad luminosa que hoy disfrutamos cada día. No es el único refugio que existe, pero posiblemente es uno de los más conocidos, junto al Refugio 307, de la Calle Nou de la Rambla.
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