
Un plan perfecto: perderse en el Laberint de l’Horta
Los laberintos tienen siempre algo que nos cautiva. La emoción de meterse en uno y no saber si tendremos ocasión de conseguir salir de las muchas trampas que nos ponen en ellos. Giras una esquina y te das contra una pared que te impide seguir. Luego hay que volver atrás y quizá no sepas por qué camino has llegado. Y durante un rato, pasas por esa inquietud, ese nerviosismo y susto por no saber si saldrás de allí. Y eso, claro, es divertido.