Un plan perfecto: perderse en el Laberint de l’Horta
Los laberintos tienen siempre algo que nos cautiva. La emoción de meterse en uno y no saber si tendremos ocasión de conseguir salir de las muchas trampas que nos ponen en ellos. Giras una esquina y te das contra una pared que te impide seguir. Luego hay que volver atrás y quizá no sepas por qué camino has llegado. Y durante un rato, pasas por esa inquietud, ese nerviosismo y susto por no saber si saldrás de allí. Y eso, claro, es divertido.
Uno de los buenos planes que podemos disfrutar en Barcelona es, precisamente, perdernos por uno de los laberintos más bonitos y sugerentes de todo el mundo. Se trata del Laberint de l’Horta, un parque que además es un jardín museo, donde la flora es protagonista, pero también hay estanques, estatuas relacionadas con el mito del laberinto y la posibilidad de meterse dentro de estas complicadas calles vegetales que marcan el camino hasta el centro y desde allí, nos ofrecen la salida.
Perderse entre seres mitológicos y calles vegetales
El laberinto forma parte de este jardín ubicado muy cerca de la montaña de Collserola y cuenta con una gran cantidad de pequeños rincones donde florecen muchas especies botánicas, que se pueden admirar mientras se pasea por cualquiera de las sendas que nos llevan a través de un lugar que nació como jardín neoclásico, el más antiguo de la ciudad.
El laberinto ocupa la parte inferior del jardín y es el principal punto de interés para los visitantes de los jardines. Cuando los osados caminantes se adentran hasta el centro de estos caminos formados por cipreses encontrarán una estatua de Eros, que marca el camino de salida para continuar con la visita por estos jardines. A la salida encontraremos un estanque y el acceso al resto de las instalaciones.
En la entrada del laberinto hay un relieve en marmol con las figuras de Airadna y Teseo, con la inscripción Entra, saldrás sin rodeo, / el laberinto es sencillo, / no es menester el ovillo / que dio Ariadna a Teseo. A la salida se encuentra la Gruta de Eco y Narciso, con la inscripción De un ardiente frenesí / Eco y Narciso abrazados, / fallecen enamorados, / ella de él y él de sí.
Un parque neoclásico convertido en romántico
Los parques con tanto tiempo tienen una historia muy larga. El parque del Laberint de l’Horta se comenzó a construir en 1794, bajo los auspicios de Joan Antoni Desvalls i d’Ardena, sexto marqués de Llupià y marqués consorte de Alfarrás, aunque a finales del siglo XIX fue restaurado por el arquitecto Elies Rogent. En esta restauración el jardín tomó una forma más acorde con la estética romántica.
En el recorrido vamos a encontrar tres niveles. En el primero está el laberinto y desde él se accede al segundo. Antes de llegar a la plataforma intermedia se encuentra el Jardín de los Musgos, donde se alza un surtidor de la cabeza del Minotauro.
En el segundo nivel, que se alza sobre el laberinto, está el Mirador, también llamado Belverede. La mitología también está presente con dos templetes de estilo italiano, dedicados a Dánae y Artemisa. En el tercer nivel se encuentra el pabellón de Carlos IV, que tiene un aire italiano. Junto a ella está el jardín romántico, construido más adelante y que da forma a este espectacular espacio verde que enamora mientras se pasea por él.
Perderse puede ser un gran plan, pero si se hace en estos jardines, los más antiguos de Barcelona, es todavía mejor.
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