Cómo han cambiado los intereses por los pisos con el COVID-19 en Barcelona
El año 2020 ha supuesto un gran cambio para muchos de nosotros. La pandemia del COVID-19 que ha asolado todo el planeta nos ha hecho plantearnos nuestra forma de vida, así como ver con otros ojos nuestros pisos en Barcelona. Uno de los entornos que nos ha llevado a una mayor reflexión ha sido sin duda alguna el de la vivienda. Tras tantos meses de salir poco y de buscar la forma de estar cómodos en el hogar, nos hemos dado cuenta de que quizá habría que apostar por un cambio de mentalidad.
¿Ciudad o campo?
Esta es la pregunta más frecuente a la hora de mudarnos. Hasta hoy en día había un creciente interés por las zonas céntricas y las grandes ciudades. Esto se debe a que los entornos urbanos son también los que concentran una mayor cantidad de empleo, así como redes de transporte más eficientes y mayores posibilidades de ocio y de vida social en las calles. Por contrapartida, buscar una vivienda en una ciudad como Barcelona supone pagar alquileres o hipotecas elevadas a cambio de un piso pequeño. La falta de espacio ha llevado a la construcción masiva de grandes bloques de edificios, que a menudo se concentran en barrios saturados y con escasa tranquilidad.
Sin embargo, el miedo a que esta situación de pandemia se repita en el futuro ha iniciado un gran cambio de intereses. En los últimos meses el mercado inmobiliario ha visto crecer la demanda de vivienda en territorios con menos densidad de población. Esta nueva tendencia llega después de que muchas familias hayan notado en primera persona la baja calidad de vida que les supone vivir en espacios reducidos, especialmente en el caso de los pisos con hijos o niños pequeños. Las zonas alejadas de las grandes capitales disponen de viviendas donde el metro cuadrado es más asequible, y donde es posible pasear por áreas menos urbanizadas y contaminadas.
Los chalés y las casas unifamiliares
El desplazamiento de una parte de la población hacia zonas más rurales también se traduce en una mayor venta de chalés y de casas unifamiliares. De hecho, el Colegio de Registradores ha fijado en un 20,4% la compraventa de este tipo de inmuebles durante el tercer trimestre de 2020, un 1,94% más que en el periodo anterior y el mayor pico histórico. Mientras que por una parte se reduce el interés por los pisos nuevos en Barcelona centro, por la otra sigue creciendo la cantidad de unidades familiares que apuestan por viviendas más amplias situadas a las afueras.
Uno de los motivos que convierte a los chalés y a las casas unifamiliares en inmuebles tan interesantes es el hecho de que suelen contar con zonas exteriores. Ante la incertidumbre de tener que quedarnos en casa durante un largo tiempo, no es de extrañar que crezca la necesidad de contar con patios y jardines privados que permitan realizar actividades al aire libre. En este sentido también influye la progresiva adaptación de las empresas al teletrabajo, de manera que baja la importancia de residir en un lugar céntrico y bien comunicado con la oficina.
Aunque hablar de una casa unifamiliar no significa necesariamente huir de la gran ciudad, sí es verdad que la mayoría se encuentran en urbanizaciones de la periferia de una gran ciudad como es Barcelona. Aunque el confinamiento no sea domiciliario, estamos viendo que puede ser municipal, por lo que salir y respirar aire limpio en zonas amplias y ajardinadas siempre es una opción muy a tener en cuenta.
En definitiva, el COVID-19 ha alterado nuestra mentalidad hasta el punto de modificar por completo nuestro estilo de vida. Algunas familias han visto la necesidad de cambiar sus prioridades del día a día, desplazándose desde los pequeños pisos céntricos hasta las casas más espaciosas y apartadas.
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